La ternura de mi Reina
es como dos huevos escachados
se enfada si no le canto
me grita si la acuno demasiado.
Tiene el temperamento
de una vaca lechera cabreada
no por el cencerro en el cuello
si no por lo bien que se pega a la cama.
Le gusta tan poco lo artificial
que lo suyo sería vivir de campo
pero con el mal humor que se gasta
tendría la visión del futuro perfecto.
Y no por mucho hablar de ella
se convertirá en rana de charca clara
que aunque buenas sean sus ancas
con bigote el beso no llena.