Rompientes
en vórtices inalcanzables
susurros de tu entrepierna
buscando mi carne.
Me deseas con castigo
sin saber tu odio extremo
porque me amas demasiado
y eso te remolca, te diluye.
Quieres hacerte la fuerte
y sueltas la sonrisa loca
aquella que te quita los nervios
y te eriza los pezones.
Quieres sexualizarme
al ritmo de tus antigüedades
aquellas que te hacen cómoda
y te dibujan tu paraíso perfecto.
Me llamas
en tus gritos de silencio
me necesitas en ambos sentidos
y me cortas como tus calabacines…