Me lees en la lejanía, allá donde has decidido no ser nada en mi y tener en ti los recuerdos de los momentos que hemos vivido juntos. Donde seguirás a caballo entre dos naciones y tu libertad se ve comprometida por tus decisiones de estar sin tu amor verdadero, sin las cosquillas que sentías y que la cobardía te hizo negar y negar quedándote con lo viejo, con lo que no te hará feliz.
Y no es misión para mi juzgar tus decisiones ni pondré en duda si tus actos fueron correctos o no, lo que has lastimado desapareciendo se va endureciendo pero siempre tendrá una ventana abierta para tus mensajes, para ese cariño verdadero que sentiste mientras te arropaba. No entra en recibo decirte que te voy echando de menos como los alientos fríos engarzados sobre el invierno de tus pensamientos, ni que he dejado de llorarte a golpe de tangos y fechorías, pero todo eso ya lo sabes porque nunca me has soltado de la mano, me sigues buscando y mirando con el antifaz intentando dejar ese rastro que sabes que interpreto, que conozco pero que respeto.
Siento tu mirada puesta en mi, a pesar de que cierras cuentas de tu vida y abres otras, intentas eliminar pasados para llevarlos al presente y tus indecisiones son como un código enigma que abrirá una lata de emociones para cuando quieras lanzarte desde ellas, solo dejas pasar el tiempo, pero en mi mente, en mis pensamientos ya lo sabes siempre será primavera.